Queridos amigos, Esperamos que todos se encuentren bien. Nosotros, los sacerdotes y las catequistas, también estamos bien. ¡Todos los saludamos mucho!, y deseamos manifestar nuestra cercanía a cada uno de ustedes. Como hemos hablado el sábado pasado, el coronavirus es un “bichito” (un virus) que nació en China, primo de la gripa y del resfriado, camina rápidamente y le encanta viajar por todo el mundo. Cuando entra una persona, la hace enfermar: fiebre, tos y falta de aire. Todo lo que pasa en otros países, y ahora también en México, nos hace ver que, aunque somos superhéroes (porque vencemos varios desafíos en nuestras familias, en la escuela y en la parroquia), no somos invencibles, sino más bien somos “superhéroes frágiles”. ¿Es posible ser un “superhéroe frágil”? ¡Sí!, porque de esa manera imitamos precisamente al superhéroe más poderoso de toda la historia: Jesús. Se acuerdan cuando Jesús, con sólo cinco panes y dos peces, alimentó a más de tres mil personas; o, cuando los discípulos miedosos atravesaban el lago en medio de una gran tempestad, caminó sobre las aguas y ordenó a la tempestad que se calmara. Jesús es, de verdad, fenomenal, ¡lo puede todo! Pero, no olvidemos que para salvarnos y darnos la vida se dejó crucificar, haciéndose débil como nosotros. ¿Por qué? Precisamente porque es nuestro amigo, nunca nos deja solos y así nos acompaña en nuestras fragilidades. En este tiempo que nos parece tan difícil, Jesús está con nosotros. Esta es la certeza de nuestra fe, la que estamos aprendiendo, poco a poco, en nuestro catecismo. Pero, en este momento, también se nos pide ser responsables de nuestra salud y de la de los demás. Como pasó con sus escuelas, también es necesario suspender nuestras actividades de la catequesis. Durante los próximos días pensaremos en un modo para que ustedes, en sus casas, puedan continuar aprendiendo las historias de la Biblia. Ahora que van a pasar más tiempo con sus papás, la posibilidad de trabajar con ellos el material de la catequesis es una gran ocasión.
“Catequesis en familia”, esto es el desafío para nuestro tiempo. También, pidan a sus papás que recen juntos, ofreciendo una oración por las personas que están enfermas, por las personas que mueren y para que la Virgen de Guadalupe nos proteja.
Aunque esta noticia nos deje tristes, porque vamos a estar algún tiempo sin vernos y sin poder jugar juntos en el parque, nuestra amistad crecerá mucho, porque Jesús nunca nos abandona y nos susurra a los oídos: «No teman, yo estoy siempre con ustedes». Esperamos vernos pronto. Les saludamos con mucho afecto.
Los sacerdotes y las catequistas de María Inmaculada.
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